Por Erich Moncada.
Para INVASION! 666.
Junio, México D.F. 2003
Es fácil asustar a un niño. Es cosa de nombrar un objeto, atribuirle cualquier cualidad maligna y amenazar al pequeño si desobedece nuestras órdenes con un castigo sobrenatural:
"Duérmete niño, duérmete ya, que viene el coco y te comerá.Por eso siempre ha sido una medida efectiva. ¿Cárcel? ¿Nalgadas? La sola mención de un espectro volador tiene el efecto de dos sedantes para rinocerontes. Mi último conteo asciende a 2, 954, 208 mentiras paternas.
Los monstruos de ayer ya no son tan efectivos como los de ahora. Los niños le temen más a Bin Laden, a no poder conectarse al Internet o a tener prohibida la consola de videojuegos.
A falta de mejores ideas los padres condicionan el comportamiento de los hijos bajo hechos no siempre coherentes y multitud de veces discrecionales. Si consideran que un disco de
Kiss no es apropiado para un niño de siete, por el contenido de las letras y la violencia de la música, en vez de hablar con él para explicarle que sólo se trata de un grupo de mimos que cantan sobre "rocanrolear toda la noche y celebrar todo el día", termina por decirle que el pobre Diablo, como emisario de todo lo corrupto, trata todos los días de apoderarse de su alma. Bajo la misma categoría cayeron mis álbumes de Megadeth, Led Zeppelín y believe it or not- Los Hombres G.
En cambio, las extrañas letras de
Xuxa nunca llamaron la atención, ni siquiera por su contenido abstracto:
Crocki, crocki, crocki, crocki
Crocki, crocki, crocki, crocki
El sapo salta, salta
Se metió dentro de casa
Entro por la cocina
Se fue tras la muchachada.
Abuela dio de gritos
Porque estaba ya acostada
El sapo dio un salto
Y cayo sobre la almohada
Crocki, crocki
Crocki, crocki
Y que sapito feo guiña el ojo sin parar
Crocki, crocki
Crocki, crocki
Menuda confusión que vino a armar.
Sobre cómo operaba Satán en Hermosillo
Antes de la década de los noventas Hermosillo (Sonora) no pasaba de ser la tranquila capital del Estado que no conocía las bondades de un McDonalds, o de un Walmart. Las discotecas (verdaderas pistas de baile con mucha iluminación neón pastel) eran instituciones sagradas e inmanentes, testigos silenciosos de muchos matrimonios de Aqua Net y Levis 501.
La Fábula Pizza era un restaurante churrigueresco por los instrumentos, portadas de discos y aparatos electrónicos que decoraban su techo como una película de Corey Haim y Corey Feldman, y era EL LUGAR para llevar a la chica a cenar. Los Cinemas Gemelos, con sus dos grandes salas, y el Cinema 70 (que data de esa era) eran suficientes para satisfacer a los tranquilos hermosillenses.
Véase también: Pueblo.
El folklore citadino hace cuenta de una joven hermosa, de familia respetable que le pidió permiso a sus padres para asistir a un baile en el Country Club, el lugar de moda. Al negárselo, en un desplante de rebeldía, desobedeció las ordenes y asistió al evento.
Ya dentro, un apuesto y elegante caballero se acercó a la inocente criatura y la invitó a bailar una pieza. Nadie podía dar cuenta de donde provenía el misterioso individuo, lo que aumentaba su atractivo. Ella se rindió en sus brazos en medio del sueño romántico. En cierto punto de la balada, al voltear al suelo, observó con desconcierto que las piernas de su acompañante se convirtieron en una pata de gallo, y en una pata de cabra. Sus manos se quemaron sobre la espalda del sujeto. Los presentes dieron cuenta de la súbita metamorfosis y el pánico creció a tal grado que una estampida humana se abarrotó para abandonar el lugar. Un gran incendio terminó por destruir el centro social.
La chica escapó sin mayores daños, pero con una GRAN y cálida lección:
No hay que desobedecer a los padres porque este seductor diablo bailador, con la tendencia a manifestar su horrible figura y a no aprovechar sexualmente su victima, aterrorizará a tus amigos y destruirá el único lugar que existe para la diversión. Sí, sólo porque es el Diablo y es malo. Muy, pero muy, pero muy malo.
...como Saddam.
Esta historia se repite en todo el país, pero cambian las fechas, los nombres y los lugares. Por ejemplo, en Ciudad Lerdo, Durango, la aparición tuvo lugar en un salón de baile de nombre "La Pista", en la década de los setentas. En esta ocasión, la promiscua elegida por Satanás terminó sus días como monja en un convento.
La Legión del Mal
El Diablo no puede hacer todas las cosas solo. Como Lex Luthor o Don Francisco, requiere una legión de esclavos demoníacos:
Los Roba Chicos.- Generalmente hombres de edad avanzada y con sombrero. Secuestran a niños de todas las edades que están en la calle a deshoras. Llevan una bolsa o un saco para guardar a sus víctimas. Nunca se sabe lo que hacen con el niño en su poder. Los más famosos:
El Viejo del Costal
El Mochilero
El Roba Chicos
El Coludo
Las mujeres malditas.- Mujeres viejas y traumatizadas que lloran, gritan o gimen frases ininteligibles. También raptan niños y nadie sabe para qué. Hay brujas, como La Malhora, que caminan por la calle a medio día en zancos (cuando el calor del sol es más intenso en las zonas desérticas). O La Llorona, una mujer de largos cabellos y túnica blanca, que grita por las calles "¡Aaay mis hijoooos!". La leyenda dice que en un ataque de locura ahogó a sus hijos en el río, y hasta estos días deambula por todo el país buscándolos.
Los animales malditos.- Bestias endemoniadas que aterrorizan a las poblaciones, acaban con los animales y a veces posan sus garras sobre alguna inocente criatura. La indudable fama le corresponde al popular Chupacabras.
No olvidemos al temible Sapo-Toro, cruza malévola de un toro y un sapo, cuyos mugidos pueden escucharse a varios kilómetros de distancia. Devora gallinas, perros, gatos.
Los seres absurdos.- Resultado de una mente alcoholizada y/o cannabizada. Carecen de una explicación racional y, por lo tanto, mucho más espeluznantes que los anteriores.
El Catrín: Hombre de elegante frac, monóculo y sombrero de bombín. Deambula por calles escondidas para atrapar a los transeúntes solitarios. Pide fuego para un cigarrillo, y si es visto directamente a los ojos provoca la muerte instantánea.
El Coco: Una bola flotante, peluda, con dientes, que acecha las puertas de los niños que están despiertos en la noche.
La Mano Peluda: Una garra, también voladora, que busca errante el que alguna vez fue su brazo. Ronda los suburbios de algunas ciudades. Ahorca y asfixia a sus víctimas con tal velocidad que no pueden pedir ayuda.
La Pata Arrastrando: Es un pie volador que no derrama sangre.
Ojalá que el Diablo reconsidere cambiar la alineación de su equipo. Son tiempos nuevos que requieren actualizar los viejos conceptos del miedo pasado. Hoy le tememos más a los rascacielos, a los virus y a las películas de Vin Diesel, que a un pie fantasma que flota en el aire.
